Delfina, es una muchacha de 24 años y forma parte de los encargados del restaurante ITALS Comidas Vegetarianas y Veganas, ubicado en la calle 14 esquina 57 a la altura de 1900. Está muy contenta de trabajar ahí y de poder colaborar brindando la comida y la información necesaria para que la gente, al igual que ella, pueda llevar una mejor calidad de vida.
La muchacha de grandes
ojos negros y de ropa colorida, me ofreció que vayamos afuera para que yo
pudiera realizar la entrevista. Era una noche cálida, nos sentamos en una de
las mesas verdes de madera que estaban dispuestas en la vereda. Se la notaba
animada a charlar y a querer compartir todos sus conocimientos conmigo.
Actualmente participa
cultivando en distintas huertas, reciclando y ayudando en el restaurante. Vive
en comunidad con varias personas y sostiene que su nuevo entorno la ayudó a
conectarse más con ella y así convivir en armonía con el resto de las personas
y de la naturaleza.
- ¿Sos de acá de La Plata?
¿Dónde vivís actualmente?
- Sí, soy de La Plata,
vivo con nueve personas más. Estoy en una casa que proponemos como comunidad.
Tratamos de reaprender los valores que nos enseñaron siempre como utópicos pero
que si todos creemos en ellos podemos convivir. Lidiamos con eso, nos liberamos
a la hora de vivir. Buscamos experimentarnos como seres y todo lo que eso
conlleva: purgarnos por las malas alimentaciones y también, por problemas que
no logramos digerir y que queremos que lo hagan.
- Veo que tenes un par
de tatuaje ¿A qué se deben?
-Uno es un delfín, es
un animal que me acompaña al igual que el agua – se señala el brazo-. Lo que
representa el agua y la vida. Este y los otros dos representan una etapa de
adolescencia, época en la que hice catarsis y me expresé a través de los
tatuajes.
- ¿Sos vegana,
vegetariana?
- No no, trato de no
encasillarme en nada. Sino escuchar a mi cuerpo. Que pide, que quiere.
- ¿Cultivas en alguna
huerta?
- Si, hay bastantes
espacios abiertos a los que se puede ir y plantar en las huertas. Como por
ejemplo la de la Facultad de Ciencias Naturales y hay otro lugar al que se
puede ir en calle 27 y 46. Estoy aprendiendo, recién este año me interioricé
con toda esta “movida”.
-¿Y cómo fue que te
interiorizaste?
- En realidad por el rodeo
de gente, hubo un intercambio de personas con la que me solía juntar y me fue
llegando esta información, la de volver a la semilla. Entender qué es la
semilla. Todo lo que consumimos viene de una y eso me parece “re loco”. Empecé
a interactuar con lo que absorbemos desde el origen. La ficha me cayó hace
poco, me estoy reconectando conmigo misma y con lo que ingiero.
- ¿Qué significa el nombre del local?
- El nombre:
alimentación vital. El alimento en su estado más natural. La comida que se
establece en el rastafarismo pero teniendo en cuenta que acá las condimentamos
un poco.
- ¿Vos sos la
encargada?
- No, no hay
encargados acá. Estamos todos trabajando o en la barra o en la cocina. Laburo
acá porque así lo quería, lo pedí y se abrió la puerta. Por suerte me gustó.
Apoyo lo que se vende con todos mis sentimientos.
- ¿Cuántos son los que
llevan a cabo el lugar?
- Somos nueve en total.
- ¿Las pinturas que
hay en el interior del restaurante, las hicieron entre todos?
- Ya estaban hechas
antes de que yo entre a trabajar. Siempre las miro y me pregunto lo mismo.
Acompaña el nombre y el estilo. Hacen referencia a la cultura rasta y a las
africanas. También a la música, lo que es el tambor, el baile, las frutas y los
colores.
- También vi unos
collares colgados con un cartel que decía “precio a contribución”. ¿Los hiciste
vos?
- Sí, los hice una
tarde en mi casa. Me habían dado ganas y los deje ahí. No me daba para
venderlos, asique hice eso y me dejaron plata y algunos dibujitos también.
- ¿Haces algo más
aparte de collares?
- Lo que “pinte”. La
otra vez, con la gente de mi comunidad, aprendimos a encuadernar: agarramos un
par de fotocopias, les hicimos unas tapas y les pasamos el hilo. Siempre se
puede aprender algo.
- ¿Aplicas alguna otra
forma de reciclaje?
Agostina Polischuk